LA VIRGEN DEL OTERO. Por Emilio Martínez. Dulce y bella soberana de Laviana, madre y reina encantadora, más pura que la mañana, más alegre que la aurora, tras jornadas dolorosas, torno a verte y adorarte; en ti los ojos y el alma con ardor intenso, fijo; de país muy lejano he venido a saludarte, porque soy, Señora, un hijo que nunca pudo olvidarte. Yo soy, Virgen, el chiquillo que a las manos y pedradas hizo estragos en muchachos y frondosas pomaradas; el que en Carrió, Los Barredos y Blimea tuvo luchas; el amigo de pendencias y de recios desafíos, asesino de las truchas y entusiasta de los ríos, iSoy aquél que sostendría contra todo el mundo entero que no hay Virgen más hermosa que la Virgen del Otero! Fatigado, peregrino, con las plantas doloridas por el áspero camino, seguí el rastro de una estrella cuyos rayos dibujaban una cara tan hermosa, que mi pecho parecía que incesante me decía: iEs tu Virgen la más pura y la más bella, más gentil, esplendorosa, es la Virgen cuyo rostro placentero ilumina y embellece la campiña del Otero! Y aquí estoy, Madre querida, luminosa, linda estrella de las noches de mi vida, aquí estoy, puesto de hinojos admirando el claro brillo de tus ojos, de tus ojos que son fuente de cariño y de consuelo, retratando las delicias, de otro mundo de caricias que es el Cielo. Como prueba cariñosa de mis íntimos amores, corazón, versos y flores pongo a tus plantas divinas; si manchas les encontrares, perdona, que son pesares de mí corona de espinas.
Gran Señora: bien quisiera con el sol y con la aurora, y con todos los matices de las cosas siempre bellas, adornar el regio cuadro de tu espléndida hermosura; mas bien sé que, aunque tuviera de escogerlos la ventura cuánto vive y cuánto siente, cuánto ríe, llora y gime, lo más grande y más sublime es raquítico y grosero comparado a los encantos de la Virgen del Otero. Y, pues, pobres ciencia y arte, los pasajes y los mundos y los seres, para sentirte y pintarte como eres, ante el rostro que me encanta, con las frases más sencillas, te bendigo, Virgen Santa, de rodillas: iDios te salve, Sulamita, Dios te salve gran lucero, Dios te salve, Virgen Santa del Otero! |